Sabes ¿en qué
pensaba?
Aquella vez, la cual
nos acompañaba un fondo armonioso algo distorsionado y paradójicamente nítido,
Que, a su vez,
lentamente traía como resultado un palpito en mi órgano llamado oído,
Palpito que
retumbaba mi ser, y que sigilosamente se aliaba de una inhalación profunda
seguida de una continua exhalación…
Mientras ello, mis
pestañas se acariciaban, y mi cuerpo se transformaba en pluma, pero allí mi
mente estaba
Ya había iniciado su
marcha, marcha que fue rumbo al techado blanco y pálido, que ha de proteger mi
templo,
Ella se dirigía
allí, para, luego de haber robado algunos matices que ojeaban por la ventana,
dar vida a aquel lienzo situando
De una forma
delicada, y arrebatada,
Primero un fondo
oscuro y espeso, que luego dócilmente degradaba al ritmo de la melodía, y
tomando vida, minuciosamente agregaba unos brillantes muy similares al
crepúsculo mañanero
Tornado toda una
odisea en la cual mi pequeño barco pilotaba,
Para llegar a aquel
faro que le daba su luz
Y al estar allí
bajar del y sujetarme para nunca volver.
Efialoa
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